Se realizó en la última semana de enero la reunión anual del World Economic Forum (WEF), que este año tendrá dos eventos, el de esta semana “The Davos Agenda” que reunió virtualmente a 1.500 líderes mundiales bajo el tema “Un año crucial para reconstruir la confianza”, y una reunión en vivo en Singapur en la segunda semana de mayo. La agenda se desarrolló alrededor de 7 temas: cómo salvar el planeta, economías más justas, tecnología para el bien, el futuro del trabajo, empresas más justas, futuros más saludables, y más allá de la geopolítica.
Naturalmente, la agenda estuvo dominada por los temas de salud y recuperación económica. Sobre la salud, se evidenciaron las debilidades de los sistemas de salud en todo el mundo que han sido puestos de relieve por el Covid-19, y a través de diferentes paneles los líderes abordaron las causas fundamentales de las falencias en la atención médica y propusieron medidas para garantizar una atención accesible y asequible para todos. Sobre la recuperación económica, los líderes destacaron que el acceso a la salud y a la educación sacó a miles de millones de personas de la pobreza en los últimos 30 años, pero la pandemia ha incrementado la desigualdad económica dentro de muchas naciones, la movilidad social ha retrocedido y la cohesión se ha debilitado; por lo que el debate giró alrededor de ¿cómo podemos reformar las economías para que el crecimiento beneficie a la mayoría y no solo a unos pocos y para asegurarnos de que el extraordinario motor del desarrollo humano sea sostenible?
La tecnología no pasó desapercibida. No solo fue uno de los siete temas centrales, sino que se hizo referencia a ella en varias de las otras ponencias. Por ejemplo, Putin cuestionó el poder de los gigantes de la tecnología, haciendo una clara referencia a la censura de las redes sociales en las elecciones de los Estados Unidos, y señaló incluso que en algunos asuntos las big tech compiten incluso con el estado. Una ponencia interesante fue la que trató sobre las criptomonedas. En ella Andrew Bailey, gobernador del Banco de Inglaterra, expresó su desconfianza sobre el funcionamiento de las criptomonedas como medio de pago a largo plazo. Para Bailey, la volatilidad de las criptomonedas desestimula su uso cotidiano, por lo que cree que la solución será a través de criptomonedas emitidas por bancos centrales (CBDC). En mi opinión, las CBDC van a funcionar sin duda y serán un dolor de cabeza para los mismos bancos, incluso para el mismo sistema monetario en la medida en que la preferencia de su uso será determinada por las personas y las empresas, y no por las autoridades monetarias. Está por verse la competencia entre las CBDC y las criptomonedas puras como Bitcoin y Ether. Creo que la escasez intrínseca del bitcoin determinará su preferencia como reserva de valor en un ecosistema digital, pero sin duda las CBDC generarán un desplazamiento del interés y las preferencias de los consumidores digitales. En esa ecuación habrá que incluir las respuestas de las big tech como Facebook que anunciaron el lanzamiento de su moneda digital respaldada en 2021.
Sin embargo, el problema es más grande, se trata no solo del control del dinero, sino de la falta de acceso a los servicios financieros. Un problema tanto de los países en desarrollo como de los desarrollados. Según el Banco Mundial, un tercio de los adultos del mundo no tienen acceso a servicios bancarios. Estamos hablando de casi 2 mil millones de personas que carecen de acceso al sistema financiero tradicional, esto es, carecen de herramientas para realizar sus actividades comerciales, crear riqueza o planificar un futuro. La pandemia evidenció mucho más estos problemas, Oxfam presentó un estudio en el que muestra que un tercio de la población mundial (3 mil millones de personas), no tenían una red de seguridad financiera en la que apoyarse. La misma conclusión surge cuando miramos el acceso de las PyMEs a los mercados de capitales, donde millones de estas empresas carecen de mecanismos para financiar sus actividades, crecer o simplemente mantener los empleos en situaciones como las de la pandemia. Estos son problemas de infraestructura financiera.
A pesar de estos resultados, hay esperanza. La infraestructura para mercados financieros basada en tecnología descentralizada (blockchain) ofrece un camino para solucionar estos problemas. El World Ecomic Forum señala que de los 2 mil millones de personas que carecen de acceso al sistema financiero dos tercios tienen teléfonos móviles, por lo que el acceso a los servicios financieros se puede hacer a través de esos dispositivos. Por su parte, la gran mayoría de las PyMEs tienen acceso a internet, por lo que el acceso a los mercados puede lograrse a través de plataformas web. Nosotros creemos que la tecnología blockchain llevará la inclusión financiera a otro nivel, apoyada en criptomonedas que facilitarán la inclusión y en infraestructuras digitales que facilitarán el acceso, más simple, más rápido, más barato y más seguro a nuevos mercados de capitales basados en activos digitales. El futuro es promisorio y lo estamos construyendo ahora.