Una startup es como una banda de rock. Una idea, un equipo y mucho sacrificio. Desorden, excesos, y un sueño por defender. Cómo cualquier banda, al principio tocamos en nuestros garajes, nuestros instrumentos (una laptop) y la internet son las herramientas y escenarios donde tocamos y afinamos, buscando esa identidad que nos separe de las otras bandas.
Y van apareciendo los concursos de bandas, la emoción de un público que entienda nuestra identidad, nuestra propuesta de valor. En nuestro caso, hace un año estábamos agotados de ensayos, pruebas y trasnochos, y vino la invitación del concurso de bandas de NXTP Labs, uno de los más prestigiosos de la región. Estábamos a punto de guardar los instrumentos, y dijimos ¡intentémoslo una vez más! Logramos pasar los filtros iniciales, pasamos a ser acelerados y lo que siguió fue una nueva etapa para nosotros. Conocimos a otras bandas y pudimos conectar con las bandas grandes (fintech ya posicionadas), las emisoras (los bancos), las disqueras (VC), y en general con todo el ecosistema local (Colombia). Luego nos unimos al gremio (Colombia Fintech) y pasamos a un nuevo nivel. Y esto significó abandonar las otras cosas que hacíamos, y dedicarnos a tocar Fintech. Habíamos logrado una identidad, y empezamos a “tocar” con nuestro newsletter. Al principio 50 suscriptores, hoy ya son más de mil doscientos (el bechmark, que es el newsletter de la BVC, tiene ochocientos). Cuando nos buscaban para que tocáramos otra cosa (abogados de profesión) tratábamos de hacerle ver a nuestros clientes que la respuesta era innovar con tecnología, con inteligencia artificial, cloud, o blockchain, no un contrato.
Así surgió el Proyecto Colibrí. Nuestro gran amigo Felipe nos buscó para que miráramos una solución para la administración de garantías en las operaciones de derivados. Él quería que miráramos el tema desde lo legal. A la semana le llamé y le pedí una cita en la entidad para la que trabajaba. Nuestra solución: blockchain. Aún recuerdo la mirada de Felipe. Parecía que le fuera a “echar gotas” (una expresión local). Obvio, la respuesta fue “te llamamos”. Y es aquí cuando como banda encuentras que esa identidad que estabas buscando define tu futuro.
Pudimos haber abandonado o haber enviado una propuesta para revisar el tema legalmente. Pero no era lo que queríamos. Desde el principio, supimos que la melodía que debíamos tocar era usando la tecnología de libro distribuido (distributed ledger technology, dlt o blockchain). Sin embargo, no teníamos ese talento a la mano, no conocíamos a quién interpretará esos instrumentos aún, por lo que habíamos seguido con inteligencia artificial. Pero después de la reunión con Felipe, supe que el momento era ahora. De eso han pasado unos seis meses, y desde entonces hemos tenido una evolución vertical.
La mano de Dios nos llevó al talento, y el talento nos ayudó a integrar el ecosistema. Pudimos encontrar identidad en otra fintech que había sido acelerada por NXTP Labs, con la que habíamos compartido en esas pausas en las oficinas de Microsoft donde NXTP nos mostraba el funcionamiento del mercado. Esa fintech, era una banda más que también buscaba bares para tocar y probar sus ideas y productos, como nosotros. Ya éramos una banda más grande, buscando esa oportunidad que casi siempre nos piden que sea gratis. Y obvio, lo hacemos. ¿Qué banda no ha tocado en un festival, en una emisora, en la que la exigencia es que sea gratis, con el fin de “levantar groupies”? Cada like, cada vez que alguien comparte y difunde, cada vez que alguien se nos acerca y nos dice que le gusta lo que tocamos es un impulso para seguir, es la energía que nos levanta al otro día para seguir adelante. Es lo que refuerza la identidad que construimos.
Y el mercado empezó a aparecer. Al principio tocábamos con esperanza, con la paciencia de quien tiene un álbum de canciones en la cabeza y solo espera a la disquera para mostrarlo, con la paciencia de quién se imagina el concierto y la gira local, regional, global. Lo haremos. Lo sé. Tú qué estás leyendo, lo sabes.
Obvio todavía nos falta mucho. Como escribirían Angus, Malcolm y Ronald “it’s a long way to the top (if you wanna rock ‘n’ roll)”. Estamos iniciando una ronda de inversión, que es como una gira pequeña. No dormimos, o lo hacemos sentados en las sillas del bus (un escritorio), se come mal o de afán, preparamos el concierto (pitch) y la documentación y empezamos a tocar cuando lo piden. Nos ven con atención, pero también nos ignoran, mientras tocamos algunos chatean en sus celulares, nos cancelan conciertos uno o dos días antes, nos dicen “te llamamos”, nos piden documentación y corremos a prepararla y siguen semanas sin “la llamada”, y seguimos… no paramos. Esto es una gira y sabemos bien que tenemos que hacer todo lo que nos piden, salvó detenernos. Reímos, estamos felices, pero también nos cansamos, y siempre seguimos.
Aún estamos construyendo nuestro “primer éxito”. Hay documentos en los que nos prometen contratos fabulosos, hay promesas de giras grandes y organizadas, y sabemos que todo eso vendrá. El equipo se compromete, va creciendo, New York y Londres, las grandes plazas de la gira soñada están más cerca de lo que cualquiera podría imaginar. Esta semana empezamos a integrarnos a esos ecosistemas. La tecnología ahorra distancias infinitas. Sabemos que en un año las emisoras y las disqueras que buscan talento en esos mercados van a saber de nosotros… ya empezamos a hacer ruido.
Emprender es cómo lanzar una banda de rock. Al principio eres un irresponsable que está dejando una profesión o carrera seria (abogado) para tocar algo raro que tus papás no entienden de qué se trata. Es una locura de emociones, hay que ser insane para hacerlo. Cuando estaba en el ejército, recuerdo esas mismas emociones: la satisfacción de hacer lo correcto, de intentarlo, y el cansancio físico del ejercicio y emocional al ver la respuesta de quienes no entienden la misión. Hoy, la emoción de saber que hemos elegido bien al enfocarnos en blockchain y el cansancio físico de las trasnochadas, y el sentimental de los demos gratis, las “cifras simbólicas”, los chats y las llamadas sin respuesta.
Hace tan solo veinte años ninguno habría apostado que las grandes compañías globales serían aquellas que se hubieran enfocado en desarrollar ecosistemas alrededor de las redes sociales. Así mismo, estoy seguro que en veinte años las grandes compañías globales serán aquellas que desarrollaron ecosistemas alrededor de blockchain. Todo lo va a cambiar, sobre todo en los mercados financieros.
Todo esto es el camino de emprender. El viernes pasado nos preguntaban, ya tarde, después de estar hablando media hora de cómo podemos cambiar el ecosistema de los mercados financieros, “¿y qué es lo que hacen?” Y entonces hicimos una pausa, tomamos la cerveza y dijimos: “nuestra banda toca Blockchain en ondas medias y frecuencia modulada”. Y sonreímos…